La innovación es importante en el contexto actual, se transforma en un imperativo en el escenario que enfrentamos. La pandemia, la crisis del modelo económico, la crisis medioambiental entre otros fenómenos, nos compromete a pensar y gestionar de manera distinta. Hoy el imperativo es: Renovarse o Morir. Desde esta premisa es que queremos destacar que la innovación no sólo es necesaria, sino que implementarla supone de disciplina, planificación, personas comprometidas en ello y un sinfín de oportunidades.
La innovación ha sido estudiada por expertos como Larry Keeley por mas de 30 años. Observaron mas de 2.000 empresas y sus formas de generar innovación: los éxitos y fracasos. Una de sus principales conclusiones es que la innovación no fracasa por las ideas, sino por la falta de disciplina. En su libro, “Diez tipos de innovación: The discipline of Building Breakthroughs”, mencionan que lo más relevante es mirar el proceso de innovación permanentemente, y repensar sus formas. Innovar en una misma propuesta, acercarse a una gestión de la innovación más eficiente y efectiva.
Tal como menciona Thomas Edison: la Innovación es 1% inspiración y un 99% transpiración. Eso implica que la innovación requiere de trabajo permanente y planificado. Ahora, en un contexto como el que enfrentamos actualmente, nos sitúan en la incertidumbre y en la necesidad de generar formas de pensar y actuar nuevas; donde la innovación sea la fuerza impulsora.
En ese sentido, Doblin, entre otros, nos abre diversas posibilidades para innovar; desde la estructura, los productos, y el marketing; esto permite que distintos tipos de organizaciones puedan innovar: grandes, pequeñas, comerciales, sociales, etc. Innovar en el modelo de negocios, en las redes, en la estructura, en el proceso. Innovar en los productos, en el sistema, en el servicio, en los canales con los cuales llegamos, en nuestra marca y en el compromiso del consumidor.
Estas posibilidades de innovar permiten trazar un camino: definir una estrategia, definir tus objetivos y desafíos y ponerle caña a la imaginación para las ideas innovadoras.
Lo anterior nos lleva a pensar que la innovación es para todos: ya que no depende de cuántos recursos tengamos, depende del plan de trabajo, la capacidad creativa y la rigurosidad.
Ahora, ¿Cómo ponemos en marcha el proceso?, ¿Cómo consolidamos los cambios? Con las personas. Ya sean directivos o trabajadores. Los cuales deben incorporar la innovación como parte de la estrategia de la empresa, y generar espacios formales de participación, comunicación y seguimiento.
La innovación, por tanto, nos abre posibilidades de transformar y transformarnos, de crecer, de provocar cambios e impactar en nuestros negocios y en la sociedad, con propuestas de valor que generen beneficios a nosotros y a los demás. La innovación es hoy un imperativo que permitirá dinamizar diversos proyectos y ponerlos en valor en un contexto particular que nos llama a desplegar nuevas formas de mirar no solo los proyectos sino la realidad.